martes, 11 de diciembre de 2012

El comercio genovés


Una Nación, Diferentes Familias, Múltiples Redes. Genoveses en Castilla a principios de la Edad Moderna
Para empezar hablar de la presencia genovesa en la Península Ibérica, hay que comenzar  centrándose en uno de los temas de mayor tradición dentro del análisis de las comunidades mercantiles de la España Moderna. En este sentido, en ocasiones nos encontramos con trabajos más de tipo descriptivo que de carácter analítico, donde la mayoría versan sobre ciudades portuarias como Valencia o Sevilla, mientras que las ciudades del interior como Medina del Campo, Valladolid o Toledo, no cuentan con el mismo nivel de estudio.
Estos trabajos, que en su mayoría se inspiran en fuentes de carácter notarial, presentan unos límites, pues nos plantean un panorama muy estático cuando sabemos que tanto los genoveses como otros grupos mercantiles destacaron por un gran dinamismo, ya que por ejemplo solían enviar a los más jóvenes a completar su formación a otros centros económicos.
¿Comunidad o Comunidades Genovesas?
Normalmente se tiende a considerar la comunidad genovesa como un grupo homogéneo, pero en realidad, la nación genovesa era bastante diversa y por esta razón se podría hablar más en términos de comunidades.
Otro punto importante a la hora de analizar la nación genovesa son sus formas institucionales y/o políticas, donde cabe recordar que los genoveses fueron extendiendo una inmensa red de consulados por Europa y el norte de África, donde al frente se asentaban los apellidos más importantes de la república de San Jorge. En el caso de España, sobresale el consulado que tenía lugar en Sevilla, fechado en 1251 y dirigido por dos cónsules de alta alcurnia genovesa, y el cual era el espacio donde se resolvían los conflictos de la comunidad, así como un espacio de sociabilidad.
En cuanto a la evolución interna de las comunidades genovesas, sobresalen en el ámbito del pago de letras de cambio procedentes de diferentes partes de Castilla y Europa, lo que demuestra el alto grado de integración del que disfrutaban, gracias al cual podían reducir sus costes de producción y transacción, además de manejar y controlar la información. No obstante, los genoveses se fueron integrando en la sociedad castellana sin grandes dificultades a través de las redes comerciales, o también podían acceder por oficios concejiles y recibían encargos profesionales gracias a un extraordinario manejo de las prácticas mercantiles y financieras.
Una pregunta que debemos hacernos es ¿De dónde procedían los capitales utilizados para los pagos en la península Ibérica? Dos razones nos permiten intuir que los genoveses no trasladarían sus fondos desde otras partes del continente:
1.                 Carácter operativo, este elemento hace referencia a los costes de tiempo y dinero para hacer llegar a Castilla una cantidad de dinero que podría ser tomado y gestionado directamente desde aquí.
2.                 Relacionado con el mercado monetario europeo, con una moneda castellana revalorizada respecto a la europea y que por tanto tendía más a entrar que a salir.
En resumen, ¿Cuál fue el origen del dinero con el que operaban los genoveses en España? No son muchos los datos que tenemos al respecto y no podemos resolver aún esta pregunta.
La evolución de la colonia genovesa sería otro de los campos que exigen una cierta atención, en este sentido la etapa comprendida desde los últimos años del reinado de los Reyes Católicos hasta la tercera o cuarta década del siglo XVI para especialmente significativa, ya que es un campo donde sin duda hubo un importante incremento de la comunidad genovesa en España, y por ende, se empezó a extender una práctica de enorme calado social y económico: los mercaderes genoveses comenzaron a reconocer la firma de su compañero como propia, es decir, que para la ejecución de cualquier negocio no era necesaria la firma de todos los socios sino que las rúbricas implicaban una obligación mancomunada. Por lo tanto, a principios de la Edad Moderna se extendió una para difundir sus asociaciones y dinamizar las actividades económicas con otros actores y espacios.
Genoveses al poder. Fiscalidad y Banca  a principios del siglo XVI
A partir de 1528, y muy especialmente desde las primeras bancarrotas de Felipe II, se asistió al denominado “siglo de los genoveses” y desde un punto de vista estrictamente económico, el secreto residía en el trabajo con dinero. Efectivamente, si por algo comenzaron a destacar los genoveses en el tránsito a la modernidad fue por sus facilidad para mover dinero dentro y fuera de Castilla, siendo los protagonistas de una primera formación de circuitos financieros básicos para las necesidades de las monarquías.
La información constituye un punto de gran transcendencia en el éxito de las redes genovesas, porque poseer la información más actualizada y fiable constituía un ingrediente sin el cual no era fácil conseguir el éxito. Por lo tanto en este sentido, los genoveses no sólo resultaban interesantes gracias a sus actividades económicas, sino que estaban en disposición de ofrecer información de gran calado. Y a cambio, ¿qué podía ofrecer la Monarquía? Pues los negocios de la Real Hacienda estaban sujetos a un notable riesgo, pero entrar en este tipo de negocios, les otorgaba una reputación que se traducía en un aumento de la confianza, algo fundamental que llegado el momento sabría ser utilizado en cualquier plaza europea. En consecuencia, los genoveses no sólo utilizaban la hacienda para obtener dinero fácil sino también para mejorar sus posiciones dentro de los juegos financieros. A principios del siglo XVI la colaboración se extendió en varios ámbitos:
1.                 La gestión de empréstitos y la recaudación fiscal, cabe señalar que hubo préstamos a la Real Hacienda en los que entraron genoveses y castellanos aunque no fue lo más común.
2.                 Cobro de juros y libranzas, su intervención en el mercado de deuda real tuvo dos vías:
-                     Como vendedores o intermediarios directos para la colocación en el mercado de enormes juros.
-                     Como cobradores de títulos ajenos.
Conclusión
Actualmente hay nuevas fuentes y métodos que nos permiten enfocar prometedores análisis a la hora de recrear la vida de la nación genovesa. No obstante, el estudio de la comunidad ligur es susceptible de tantear nuevas vías interpretativas como la creación de la figura del genovés como un extranjero siempre dispuesto a la rapiña, cuando la adscripción en el Antiguo Régimen dependía de factores como la religión o el servicio; o analizar las diferentes fuentes de archivo donde se recoge la labor del genovés respecto a la monarquía en términos de ayuda. De algún modo, analizar a la comunidad de genoveses no es otra cosa que hablar de la Monarquía Hispánica desde una determinada óptica, así como de los poderes que la sustentaron en todo momento.


Grupo 3: Julia Aguilar Rosa, Patricia Esteban Deleito, Alejandro Fernández Palmero y José Javier Fuentes Martín

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