viernes, 7 de diciembre de 2012

Desarrollo urbano y decadencia española (2ª parte)

Siguiendo la estela de la entrada de más abajo, continuamos tratando la cuestión del desarrollo de la ciudad de Madrid y su relación con la decadencia del resto de ciudades castellanas. Ese circuito de mercancías con los mercados regionales e industrias artesanales del siglo XVI tenía varios focos importantes: Segovia, Guadalajara, Cuenca, Ávila, Toledo, Talavera, Valladolid, Burgos...

A su vez cada uno tenía unas funciones en particular. Por ejemplo Toledo era el centro coordinador de todas estas ciudades. Burgos se encargaba de la conexión con la costa del Cantábrico, mientras que Sevilla lo haría con la costa sur. Otras ciudades castellanas, como Cuenca y Segovia serían importantes centros pañeros. Y Valladolid y Granada tendrían una función de centro burocrático, cada una dedicada a la mitad norte y sur respectivamente. De entre todas estas ciudades las dos que más sobresalían eran Toledo y Valladolid.

El desarrollo de Madrid como capital desde finales del siglo XVI trastocaría este circuito y, según el autor, la decadencia de estos centros urbanos. La expansión de la nueva capital desvió de estas ciudades una cantidad importante de recursos, riqueza e inversiones. Pero también de las élites y los productos que estas reclamaban. Así mismo la ciudad se fue llenando progresivamente de gente pobre, donde se acentuaron las diferencias. De este modo la producción quedaba más polarizada entre lujo y lo más básico, acabando con las industrias intermedias que destacaban en las ciudades citadas más arriba. 

Este circuito quedaría tocado definitivamente desde 1610 cuando se consolidó una red de abastecimiento concreta para Madrid, siempre controlado por esa pequeña élite. Por ejemplo en 1630 la ciudad contaba con 175000 habitantes. Y la emigración aumentó desde el siglo XVII. En 1690 Madrid contaba ella sola con más del 60% de la población urbana de toda Castilla. En el año 1800 Madrid contaba ya con 200000 habitantes.

En esta decadencia encontraremos excepciones. Talavera y Cuenca tendrían incluso cierta expansión debido a que estaban dentro de las rutas de abastecimiento a Madrid, la primera con Portugal y la segunda con Valencia. Además los pueblos más pequeños que no estaban dentro de ese circuito inicial tampoco sufrieron grandes pérdidas pues su economía rural y de subsistencia era en gran parte autónoma. 

Como consecuencia en Castilla se dio una resistencia al cambio con un estancamiento generalizado debido a la excesiva dependencia del ganado ovino, las actitudes antieconómicas, las manos muertas en manos de la Iglesia o los mayorazgos, la falta de crédito. Todo, o el gran grueso, de los esfuerzos económicos y políticos se destinaba a Madrid.

Víctor Moreno, grupo 2



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