lunes, 15 de octubre de 2012

El pensamiento económico escolástico.

   En la Baja Edad Media todavía no existían libros que tratasen de ciencia económica, éstos surgirán a partir del siglo XVI. Le economía en esta época trataba de preguntarse si las prácticas eran lícitas o no, se centraban en un enfoque microeconómico, ético y moralista. Eran los teólogos quienes se encargaban de escribir acerca de esta economía medieval y, dentro de la Iglesia, había multitud de corrientes y opiniones, mucha riqueza de teorías e interpretaciones.

   A continuación, explicaremos los diferentes términos que han aparecido a lo largo de la lectura sobre este pensamiento económico:

- Teoría del valor, la cual dependía de:

     1. La utilidad objetiva.
     2. La escasez.
     3. La utilidad subjetiva o el atractivo del producto.

     Aquí, destaca como propulsor San Bernardino de Siena.


- El Justo Precio, que era aquel establecido por la comunidad o a través del mecanismo del mercado competitivo, o por medio de un precio impuesto legalmente por las autoridades. Es lo que actualmente se llamaría «precio de mercado competitivo». Esta teoría también tiene como figura importante a San Bernardino de Siena, aunque había otros teóricos, como Duns Escoto, que discrepaban acerca de esto. Él proponía que ese justo precio debía ser el coste de producción sumado a una cantidad razonable en compensación a esos riesgos que se han sufrido a la hora de producir ese producto. Y por otro lado, también apareció Langenstein defendiendo que el justo precio estaba condicionado por la posible diferencia económica y de status que podría aparecer entre el vendedor y el comprador. Por lo que podemos observar, se cumple ese requisito de la disparidad de opiniones.

- La Usura, que es lo que podríamos entender la actualidad como el famoso «interés», era cualquier ganancia por encima del pago principal de un préstamo. Podemos encontrar otros términos que van ligado a este, como la letra de cambio, que funcionaría como un pagaré, y que servía para encubrir el interés (la usura), y los cambios, que con él se regulaba el intercambio de divisas. Por supuesto, este tipo de cambios y de negocios estaban abiertos a abusos y a un continuo cuestionamiento de si eran lícitos o ilícitos.

   En las décadas centrales del siglo XVI, como consecuencia de explicar ciertos fenómenos económicos (escasez de metales, búsqueda de minas por toda Europa, afluencia de metales procedentes de América, alza de los precios y de transacciones...) y con la aparición de teorías monetarias («Teoría Cuantitativa del Dinero», por Domingo de  Soto y Azpilicueta), apareció la llamada Segunda Escolástica y con ella la Escuela de Salamanca, donde se dio un nuevo enfoque a los estudios económicos por parte de teólogos y juristas a partir de la observación. Estas discusiones económicas se trasladaron a las universidades.

   Un tema bastante discutido en la época fue el del socorro de pobres. Para ello, primero se hizo una distinción entre los «pobres verdaderos», los cuales estarían en esta situación por padecer alguna malformación física o mental, o por ser demasiado mayores, y los «pobres fingidos» que serían aquellos que se aprovechasen de la situación. Así, surgen diferentes opiniones:

- Luis Vives rechazaba la idea de que todo pobre tenía derecho a pedir limosna porque creía que el problema estaba en la falta de voluntad para trabajar. También opinaba que los pobres verdaderos debían ser recogidos en hospitales.

- Domingo de Soto sí que defendía la libertad de los pobres a pedir limosna y duda sobre la distinción que hemos comentado anteriormente entre los pobres válidos y los pobres fingidos.

- Juan de Robles propuso un plan de intervención para poder subvencionar a los pobres legítimos y castigar y perseguir a los impostores.


Grupo 1: Javier Santos, Juan Sainz, Juan Cuevas y Lorena Pacheco.

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