Una
Nación, Diferentes Familias, Múltiples Redes. Genoveses en Castilla a
principios de la Edad Moderna
Para empezar hablar de la
presencia genovesa en la Península Ibérica, hay que comenzar centrándose en uno de los temas de mayor
tradición dentro del análisis de las comunidades mercantiles de la España
Moderna. En este sentido, en ocasiones nos encontramos con trabajos más de tipo
descriptivo que de carácter analítico, donde la mayoría versan sobre ciudades
portuarias como Valencia o Sevilla, mientras que las ciudades del interior como
Medina del Campo, Valladolid o Toledo, no cuentan con el mismo nivel de
estudio.
Estos trabajos, que en su mayoría
se inspiran en fuentes de carácter notarial, presentan unos límites, pues nos
plantean un panorama muy estático cuando sabemos que tanto los genoveses como
otros grupos mercantiles destacaron por un gran dinamismo, ya que por ejemplo solían
enviar a los más jóvenes a completar su formación a otros centros económicos.
¿Comunidad o Comunidades
Genovesas?
Normalmente se tiende a
considerar la comunidad genovesa como un grupo homogéneo, pero en realidad, la
nación genovesa era bastante diversa y por esta razón se podría hablar más en
términos de comunidades.
Otro punto importante a la hora
de analizar la nación genovesa son sus formas institucionales y/o políticas,
donde cabe recordar que los genoveses fueron extendiendo una inmensa red de
consulados por Europa y el norte de África, donde al frente se asentaban los
apellidos más importantes de la república de San Jorge. En el caso de España,
sobresale el consulado que tenía lugar en Sevilla, fechado en 1251 y dirigido
por dos cónsules de alta alcurnia genovesa, y el cual era el espacio donde se
resolvían los conflictos de la comunidad, así como un espacio de sociabilidad.
En cuanto a la evolución interna
de las comunidades genovesas, sobresalen en el ámbito del pago de letras de cambio procedentes de diferentes partes de
Castilla y Europa, lo que demuestra el alto grado de integración del que
disfrutaban, gracias al cual podían reducir sus costes de producción y
transacción, además de manejar y controlar la información. No obstante, los
genoveses se fueron integrando en la sociedad castellana sin grandes
dificultades a través de las redes comerciales, o también podían acceder por
oficios concejiles y recibían encargos profesionales gracias a un
extraordinario manejo de las prácticas mercantiles y financieras.
Una pregunta que debemos hacernos
es ¿De dónde procedían los capitales utilizados para los pagos en la península
Ibérica? Dos razones nos permiten intuir que los genoveses no trasladarían sus
fondos desde otras partes del continente:
1.
Carácter operativo, este elemento hace referencia a
los costes de tiempo y dinero para hacer llegar a Castilla una cantidad de
dinero que podría ser tomado y gestionado directamente desde aquí.
2.
Relacionado
con el mercado monetario europeo, con
una moneda castellana revalorizada respecto a la europea y que por tanto tendía
más a entrar que a salir.
En
resumen, ¿Cuál fue el origen del dinero con el que operaban los genoveses en
España? No son muchos los datos que tenemos al respecto y no podemos resolver
aún esta pregunta.
La evolución de la colonia
genovesa sería otro de los campos que exigen una cierta atención, en este
sentido la etapa comprendida desde los últimos años del reinado de los Reyes
Católicos hasta la tercera o cuarta década del siglo XVI para especialmente
significativa, ya que es un campo donde sin duda hubo un importante incremento
de la comunidad genovesa en España, y por ende, se empezó a extender una
práctica de enorme calado social y económico: los mercaderes genoveses comenzaron a reconocer la firma de su
compañero como propia, es decir, que para la ejecución de cualquier negocio
no era necesaria la firma de todos los socios sino que las rúbricas implicaban
una obligación mancomunada. Por lo tanto, a principios de la Edad Moderna se
extendió una para difundir sus asociaciones y dinamizar las actividades
económicas con otros actores y espacios.
Genoveses al poder. Fiscalidad y
Banca a principios del siglo XVI
A partir de 1528, y muy
especialmente desde las primeras bancarrotas de Felipe II, se asistió al
denominado “siglo de los genoveses” y
desde un punto de vista estrictamente económico, el secreto residía en el
trabajo con dinero. Efectivamente, si por algo comenzaron a destacar los
genoveses en el tránsito a la modernidad fue por sus facilidad para mover
dinero dentro y fuera de Castilla, siendo los
protagonistas de una primera formación de circuitos financieros básicos
para las necesidades de las monarquías.
La información constituye un
punto de gran transcendencia en el éxito de las redes genovesas, porque poseer
la información más actualizada y fiable constituía un ingrediente sin el cual
no era fácil conseguir el éxito. Por lo tanto en este sentido, los genoveses no
sólo resultaban interesantes gracias a sus actividades económicas, sino que
estaban en disposición de ofrecer información de gran calado. Y a cambio, ¿qué podía ofrecer la Monarquía? Pues los
negocios de la Real Hacienda estaban sujetos a un notable riesgo, pero entrar
en este tipo de negocios, les otorgaba
una reputación que se traducía en un aumento de la confianza, algo
fundamental que llegado el momento sabría ser utilizado en cualquier plaza
europea. En consecuencia, los genoveses no sólo utilizaban la hacienda para
obtener dinero fácil sino también para mejorar sus posiciones dentro de los
juegos financieros. A principios del siglo XVI la colaboración se extendió en
varios ámbitos:
1.
La gestión de empréstitos y la
recaudación fiscal,
cabe señalar que hubo préstamos a la Real Hacienda en los que entraron
genoveses y castellanos aunque no fue lo más común.
2.
Cobro de juros y libranzas, su intervención en el mercado
de deuda real tuvo dos vías:
-
Como
vendedores o intermediarios directos para la colocación en el mercado de
enormes juros.
-
Como
cobradores de títulos ajenos.
Conclusión
Actualmente hay nuevas fuentes y
métodos que nos permiten enfocar prometedores análisis a la hora de recrear la
vida de la nación genovesa. No obstante, el estudio de la comunidad ligur es
susceptible de tantear nuevas vías interpretativas como la creación de la figura
del genovés como un extranjero siempre dispuesto a la rapiña, cuando la
adscripción en el Antiguo Régimen dependía de factores como la religión o el
servicio; o analizar las diferentes fuentes de archivo donde se recoge la labor
del genovés respecto a la monarquía en términos de ayuda. De algún modo, analizar a la comunidad de genoveses no es
otra cosa que hablar de la Monarquía Hispánica desde una determinada óptica,
así como de los poderes que la sustentaron en todo momento.
Grupo 3: Julia Aguilar Rosa, Patricia Esteban Deleito, Alejandro Fernández Palmero y José Javier Fuentes Martín
Grupo 3: Julia Aguilar Rosa, Patricia Esteban Deleito, Alejandro Fernández Palmero y José Javier Fuentes Martín
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